A LA OPINIÓN PÚBLICA
La reciente devaluación del
Bolívar, hecha pública a finales de la semana pasada, significa un golpe mortal
para la comunidad venezolana residente en el exterior, al haber rebajado de
forma drástica y criminal el monto de divisas que nuestros compatriotas reciben
en España por concepto de remesa familiar, de 900 Dólares USA, a poco más de la
mitad, 500 Dólares USA.
Dentro de la profunda crisis
que nos aqueja, emigrantes retornados, venezolanos hijos de españoles, y
venezolanos residentes en este país, recibían esos 900 dólares, que eran mano
de santo para los presupuestos familiares recortados por la situación y, ahora,
vueltos a recortar: si antes una persona podía recibir de un familiar directo 300
dólares, ahora puede recibir solamente 166,66 dólares, es decir, un poco más de
la mitad.
Asimismo, estamos ahora más
lejos de nuestros familiares de Venezuela: esta devaluación producirá como
resultado inmediato que el precio de los boletos aéreos se duplique, haciendo
más inalcanzable el sueño de reunirnos con ellos en los momentos más
importantes.
Para nadie es un secreto los
altos índices de paro que sufre nuestra Comunidad Autónoma, los innegables
lazos históricos que unen a Canarias y Venezuela, y el hecho de que esa exigua
cantidad de dinero permitía a muchas personas vivir un poco mejor, más cerca
del Estado de Bienestar. A partir de ahora, nuestra comunidad
canario-venezolana se verá obligada a ajustarse una vez más el cinturón, y
estamos seguros que muchos de sus integrantes se verán obligados a llegar al
punto de solicitar las ayudas preceptivas del Estado que les corresponde como
ciudadanos españoles, con el impacto respectivo en los Presupuestos Públicos, o
peor aún, entrar en los umbrales de pobreza de los que tanto hemos luchado por
salir.
Nuestra voluntad de lucha no
ceja. Todo lo contrario: estamos plenamente convencidos que nuestro rol
principal es tender una mano amiga a todos aquellos que, de una forma u otra,
han estado relacionados con Venezuela, viven ahora en Canarias, y necesitan ahora
de un apoyo.
Vaya entonces esa mano a
todos nuestros compatriotas, y demostremos todos, una vez más, nuestra voluntad
de salir adelante. Vamos a sacudirnos el letargo, trabajemos con más ahínco, y
pongamos a funcionar las ideas que por tanto tiempo hemos tenido guardadas en
el armario.
Seamos todos factores más que
activos en la recuperación de Canarias, de esta tierra que nos ha recibido,
bien por haber retornado a la cuna de nuestros ancestros, bien por haberla
elegido como destino voluntario.
¡Salgamos adelante, y demostremos que sí podemos!